Que pena no ser gato
¿A que se refería Sigmung Freud cuando dijo que el tiempo que se pasa al lado de un gato nunca es tiempo perdido? Posiblemente a algo así: Los gatos a diferencia de los perros, no pertenecen a nadie más que a ellos mismos. Es más, somos nosotros quienes quedamos cautivados de sus artes, de su liderazgo de su sibilino encanto, ese que entiende de espacios, y de un amor donde no hay dependencia pero sí fidelidad absoluta. El gato nos amará, nos respetará y defenderá como su propia familia. Son posesivos en cuanto a sus espacios, a sus rutinas y también respecto a sus dueños; no obstante, saben mantener muy bien las distancias sin llegar a asfixiar o a depender por completo de nosotros. Disfrutan siendo mimados y casi adorados, buscan el cariño diario pero cuando así lo exigen, aparece el límite y se despegan para ensalzar su cuidada elegancia e independencia. Y sí, puede llamar la atención el brillo sincero de sus ojos, o su ronroneo terapéutico y apaciguador, pero lo que